La Procuraduría General de la Nación ha puesto a Carlos Fernando Galán contra las cuerdas, abriendo una seria indagación previa que huele a incumplimiento grave en su gestión. El motivo: la vergonzosa demora en nombrar al alcalde local de Usme, una de las localidades más grandes y vulnerables de Bogotá. Mientras Galán promete “transparencia”, la realidad es que Usme lleva meses en el limbo, con un cargo clave en interinidad, una prueba palpable de la ineficacia y la falta de prioridad de su administración.
Y vienen otras investigaciones para el Alcalde @CarlosFGalan por presunto incumplimiento de sus funciones, como no garantizar la movilidad, la seguridad, un esquema de recolección de basura en Bogotá, entre otras labores inconclusas https://t.co/0DcUnXfOcr
— Daniel Bejarano (@DanielBejarano_) June 24, 2025
La JAL de Usme envió la terna para la designación desde el ¡1 de noviembre de 2024!, y un decreto distrital establece un plazo de apenas ocho días para el nombramiento. Sin embargo, Galán, el alcalde de los “tiempos modernos”, ha ignorado por completo estos plazos, dejando a una localidad con necesidades urgentes sin un líder oficial. ¿Cómo es posible que una administración que se jacta de su eficiencia permite tal abandono? La promesa de nombrar a una nueva alcaldesa en abril se quedó en el aire, prolongando una parálisis que impacta directamente a miles de ciudadanos que necesitan gestión y soluciones, no excusas burocráticas.
Este episodio no es un simple descuido; es un reflejo de una administración que, a pesar de las grandes promesas, parece estar fallando en lo básico. La lentitud y la inacción de Carlos Fernando Galán en un nombramiento tan crucial como el de Usme revelan una preocupante falta de compromiso con los territorios y un desprecio por los plazos legales. Mientras Bogotá espera respuestas y soluciones, Galán se enreda en justificaciones vagas sobre “cuestiones legales y técnicas”. La Procuraduría tiene ahora la responsabilidad de establecer si este prolongado retraso es una simple falla o una grave falta disciplinaria que merece una sanción contundente. La paciencia de los bogotanos se agota, y casos como el de Usme solo confirman que la gestión de Galán está lejos de lo que la ciudad merece.