La Fiscalía General de la Nación ha solicitado formalmente una sentencia condenatoria por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal en el caso contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Para el ente acusador, las pruebas son tan fuertes que no hay duda: Uribe fue quien orquestó una estrategia para manipular testimonios y engañar a la justicia. Esta petición no es menor; es un paso crucial que pone en el punto de mira a una de las figuras más poderosas de la política colombiana, marcando un hito en la búsqueda de la justicia.
#UribeEnJuicio | ¡Histórico! Fiscalía solicitó fallo condenatorio contra Álvaro Uribe por los delitos de soborno, soborno en actuación penal y fraude procesal. pic.twitter.com/MhQXF1rVwa
— Cuestión Pública (@cuestion_p) June 24, 2025
El corazón de la acusación de la Fiscalía radica en la manipulación del exparamilitar Juan Guillermo Monsalve y otros testigos clave. Según la investigación, Uribe, a través de su entonces abogado Diego Cadena, ofreció dinero y beneficios a estas personas para que cambiaran sus versiones y declararán a su favor. Las pruebas que la Fiscalía ha puesto sobre la mesa son contundentes: incluyen interceptaciones telefónicas legales al propio Uribe y a su abogado, grabaciones ocultas, y registros de pagos a familiares de testigos. Todo esto, sumado a los testimonios de al menos 37 personas, conforman un rompecabezas que, para la Fiscalía, demuestra una “estrategia cuidadosamente dirigida desde las más altas esferas del poder” para alterar el curso de la justicia.
Ahora que la etapa de pruebas ha terminado y la Fiscalía ha pedido una condena, el juicio entra en su fase final. La jueza del caso, tras escuchar los argumentos definitivos de ambas partes, tendrá la difícil tarea de emitir un fallo. Este momento es de máxima tensión y expectativa en Colombia. La decisión judicial no solo definirá el futuro de Álvaro Uribe Vélez, sino que también será una prueba de fuego para la independencia y la capacidad del sistema de justicia colombiano de juzgar a las figuras más influyentes del país, dejando claro que nadie está por encima de la ley.