Científicos del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional han descubierto que las partículas invisibles en el aire de la ciudad son tan tóxicas y pueden dañar directamente nuestro ADN. Es decir que la contaminación ataca la base de nuestra salud, dejando una puerta abierta a enfermedades devastadoras.
#Noticias Un reciente estudio encendió las alarmas en Medellín: el aire que se respira en la ciudad no solo contamina, también puede dañar el ADN y provocar enfermedades graves como cáncer, infartos o complicaciones en embarazos. El material particulado PM2.5, presente en el… pic.twitter.com/meJ8qmNzD2
— Última Hora Col (@ultimahoracol_) June 18, 2025
Este “cóctel tóxico” de PM2.5, que es como llaman a esas partículas diminutas, contiene más de 41 elementos químicos peligrosos. Esto convierte nuestro aire en un veneno que puede alterar nuestros genes, lo que nos hace mucho más propensos a desarrollar cáncer, sufrir infartos, padecer enfermedades respiratorias crónicas o tener graves problemas durante un embarazo. Es decir, el aire de Medellín no es solo un problema ambiental, es una amenaza directa y silenciosa que está afectando la salud genética de miles de personas.
La gravedad de este estudio es un grito de auxilio. Si bien se han hecho esfuerzos para mejorar la calidad del aire, los resultados demuestran que no son suficientes. La particular geografía de Medellín, que encierra la contaminación, sumada a la cantidad de carros y otras fuentes de emisión, crea una trampa de aire contaminado.
Las autoridades ambientales y de salud tienen ahora una evidencia contundente para actuar de forma más enérgica. No se trata solo de ver el esmog, sino de entender que estamos respirando un veneno que nos está enfermando desde adentro, y que exige medidas mucho más contundentes para proteger la vida de los medellinenses.
Esta situación se suma a otros problemas ambientales en Antioquia a los que las autoridades no les han puesto el ojo la contaminación de los ríos por la minería ilegal la deforestación para implementar actividades de ganadería extensiva o la deforestación para megaproyectos de siembra de teca y otros cultivos están agravando el problema y tanto al alcalde de Medellín como al gobernador de Antioquia no parece importarles.